sábado

TELEVISIÓN

«La basura es una mina de oro para la televisión». O al menos esto es lo que Graham Keeley afirma en su crónica del “Times” cuando se refiere a nuestras pantallas. Pero debemos ser justos, no podemos partir de la “telebasura” como base a la hora de evaluar la televisión en España. Los rasgos distintivos de la tele en nuestro país son las series de ficción de producción nacional y los “reality-shows”; en esos géneros hay programas buenos y los hay malos. El problema es que otros muchos programas expanden el hedor, y así tenemos espacios de cotilleo o de “zapping” llenos de porquería, y en horarios familiares. Es decir, que la situación es grave, sí, pero no tan desesperada como la pintan, y no sería difícil llegar a “rectificar”. Más que los contenidos en sí, debería preocuparnos el hecho de ser los únicos en el panorama europeo que adolecemos de estos defectos, al menos a tan gran escala. Por otro lado, el filósofo Gustavo Bueno dice que «Cada pueblo tiene la televisión que se merece.»
Partiendo de la premisa «sin basura no podríamos vivir», Gustavo Bueno analiza el concepto de telebasura teniendo presente que «la basura muchas veces está en el que ve la televisión» y no en el propio medio.

A nuestro parecer, los argumentos a favor y en contra de la situación actual de la televisión en nuestro país, no han de contradecirse necesariamente. Es bastante usual escuchar discursos que satanizan a la televisión, pero la hipocresía y la demagogia son casi siempre los culpables. Todo el mundo en mayor o menor medida, participa de la televisión, y la programación responde a nuestros hábitos. Con esto queremos decir que, ya sea la televisión la que impone sus contenidos o sea e público el que los demanda, un programa no se mantiene en la parrilla si no tiene audiencia, y la audiencia somos nosotros. Programas como “Sé lo que hicisteis” han aprovechado esta actitud de aversión a los llamados “programas del corazón” y han conseguido un éxito rápido y rotundo. Las nuevas cadenas públicas como Cuatro y La Sexta, apuestan por contenidos diferentes y oxigenan la televisión; con sus carencias, (nadie es perfecto) pero en una línea fresca y atractiva, con un humor más ácido, series de éxito, buenos informativos y un plantel sobresaliente. Por otra parte, cadenas como Telecinco y Antena 3, parecen estar perdiendo fuelle, y la degeneración de sus programas es alarmante. En algún momento se salieron del camino y los “tomates”, “polígrafos” y sucedáneos tomaron el control. “Control” por llamarlo de alguna manera. Y no parece que tengan idea de retomar las riendas.

Con todo y con eso, hay algo que relaciona a las nuevas cadenas con las tradicionales, algo que últimamente y por desgracia está presente en prácticamente todos los canales: los “806”. Anteriormente conocidos como “906”, estos programas que antes se limitaban a cadenas locales de bajo presupuesto o como poco a horarios intempestivos, han encontrado cabida en la pantalla para horror de los televidentes. Todo por la pasta. Por supuesto siempre queda una solución, y eficaz; hoy en día tú mismo puedes construir tu televisión a medida con la televisión digital. Una programación de calidad y ajustada a tus gustos. La conclusión parece clara, si quieres ver algo distinto, cómpralo.

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